El abuso de poder es algo que ha existido desde que Eva mordió la manzana. Esto es practicado por personas que sienten un complejo de inferioridad sobre el resto y necesitan demostrarse a sí mismo que no lo son llevando a cabo prácticas de vejación hacia la mujer y el abuso sexual de los más vulnerables, los niños. Estas personas tienen una autoestima que les roza los talones, tropezándose ellos mismos.
Los practicantes del abuso de poder, como es en el caso del abuso sexual de menores, no lo hacen por el mero hecho de obtener un placer sexual inmediato, sino que lo hacen para humillar al prójimo y sólo así sentirse superiores. Si hablamos de maltrato psíquico o psicológico hacia el sexo débil, más de lo mismo. Agresión por humillación, esa es la verdad. Cada día son más los casos, sobre todo desde que la mujer se ha liberado y se ha adentrado en el mercado laboral creando en muchas ocasiones un sentimiento de inferioridad por parte del hombre, que les conduce a una agresión física o verbal que los hace sentirse más fuerte. En el caso de la mujer es poco frecuente, por no decir nulo, ya que la perturbación mental no entiende de género en esta sociedad.
Empatizo con la idea de aumentar las penas de cárcel, una mayor protección para las víctimas y crear más recursos tanto para los niños como para la mujer, ambos muy vulnerables ante este tipo de atrocidades.
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