El deporte de élite es nocivo para la salud. Un cuerpo no debe someterse diariamente a tantas horas de duro entrenamiento. Ahora son jóvenes, pero con el paso de los años, todo este esfuerzo se verá reflejado en forma de desgaste. Nuestro cuerpo tarde o temprano lo acabará notando.
Ocurre a menudo que los padres creen que tienen en casa “futuras estrellas” y ello les conduce a obsesionarse con sus hijos tratando de que se especialicen deportivamente en edades excesivamente tempranas. Puede que sus hijos se encuentren emocionalmente inestables por culpa de una lesión o por no llegar a alcanzar la tan deseada cima del triunfo. La especialización temprana también puede ser un error. El caso de las gimnastas, bajo mi punto de vista, es un auténtico castigo óseo-muscular. Frena el desarrollo natural del cuerpo en un niño sano.
Los padres y entrenadores de un niño con intención de llegar a la élite, deben respetar su edad, su capacidad física y la evolución del niño como persona.
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