Tu cuerpo entero, de extremo a extremo del ala, no es más que tu propio pensamiento, en una forma que puedes ver. Rompe las cadenas de tu pensamiento, y romperás también las cadenas de tu cuerpo. By Richard Bach en "Juan Salvador Gaviota".



jueves, 15 de noviembre de 2012

Reflexión sobre Alone Together y ¿qué está haciendo internet con nuestras mentes?

Cuánta razón hay en las palabras de Sherry Turkle cuando dice que “nuestra historia de amor con teléfonos inteligentes, ordenadores y tabletas tiene que cambiar”. El mundo se rinde ante la tecnología. Los seres humanos hemos llegado a un punto en el que no sabemos sobrevivir sin ella. Ha habido un boom increíble con el uso de teléfonos móviles, entre otros. Ahora, para transmitir cualquier mensaje en forma de sentimiento, el cara a cara ha dejado de existir. Nos refugiamos detrás de una pantalla para expresar como nos sentimos, tratando de evadir cualquier enfrentamiento, que por otro lado, retrasa la madurez para enfrentarte a los problemas de una forma cívica.
Comparto su punto de vista cuando escribe sobre que las personas ya no sabemos estar solas. Buscamos el whatssap entre otras redes sociales en nuestra pantalla del móvil para evadir cualquier sentimiento de soledad, sintiendo que en cualquier momento puedes estar acompañado con tan solo un click en nuestro minúsculo teclado. Tenemos que ser capaces de estar solos, sólo de esta manera llegaremos a conocernos a nosotros mismos, algo que es fundamental para llegar a comprenderte a ti misma y un modo de reflexionar sobre lo que está ocurriendo en tu vida y porqué. Por otro lado, es de un desagradable el hecho de estar en una mesa sentada con otras personas y que más de la mitad estén manteniendo conversaciones paralelas con otras a través de su móvil. La comunicación verbal y no verbal se rompe con cada golpe de teclado. Me parece una falta de educación tremenda el estar hablando con alguien y que cada dos por tres tenga que volver a repetirle la frase anterior porque no me sabe responder al no haberme escuchado por estar atrapada con el aparato. Rompe la conversación y la otra persona que no la está escuchando se siente mal al pensar que no tiene ningún interés en seguir manteniendo una conversación. Las relaciones humanas físicas están en quiebra.
No obstante, también me identifico con Nicholas Carr en “¿qué está haciendo internet con nuestras mentes”. Internet nos hace menos aptos para la lectura concentrada y la reflexión. Esto es así porque vamos a lo rápido y sencillo. Acudimos a mamá Google para buscar cualquier tipo de información en vez de hacerlo como se ha hecho de toda la vida de Dios, buscándola en libros y revistas. De esta forma nuestro cerebro se va volviendo cada vez menos capacitado para la reflexión, ya que la reflexión de las cosas ya está colgada en la red, mermando nuestra capacidad de asimilación. Acotamos las búsquedas de los contenidos gracias a internet.
Hay una dependencia abismal con el uso del mismo. La sociedad, en especial la gente joven, pasa alrededor de dos horas diarias observando si les han escrito en alguna red social, o se dedican a escribir tonterías de la vida cotidiana, al igual que la obsesión por colgar fotos en la red para demostrar al resto del mundo que han estado aquí o allí, haciendo esto o lo otro, destruyendo la poca intimidad que habita en cada uno de nosotros.
Lo realmente alarmante es que internet está al alcance de todos. Los niños cuando se encuentran en sus respectivas habitaciones, creyendo los padres que estudiando,  muchos se pasan horas y horas en internet, un mundo donde hay cabida para todo, desde la compra de un arma hasta la observación de vídeos y fotos con contenidos pedófilos. ¿Cómo sabemos que el uso que le están dando nuestros hijos a internet no es perjudicial? Es incontrolable y por ello debería poder establecerse un límite según la edad y el estado psicológico de las personas. Continuando con el tema de los niños, hay otro aparato tecnológico que encuentro bastante preocupante: las consolas. Muchos niños se pasan las tardes enganchados delante de un videojuego. Es preocupante porque destruye la capacidad de comunicación. Los niños, si han terminado sus deberes, deberían relacionarse con el resto de niños, fortaleciendo las relaciones humanas, tratando de convivir experiencias que enriquecerán emocionalmente a cada uno de ellos. Es una forma de aprender de la vida, viviéndola, no viviéndola a través de un videojuego. Además, los videojuegos violentos son peligrosos. Puede que por culpa de ellos, algunos niños no sepan distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. No es la primera vez que ocurre una tragedia por culpa de videojuegos de estas características. También es cierto que al estar sentados tantas horas ocupadas jugando con el mando, los niños no hacen ningún tipo de actividad física,  creando en muchos de ellos un nuevo caso de obesidad infantil.
Aunque al igual que ocurre con el tema de los videojuegos que no se ha comentado en los que nos has colgado en el blog, deseo escribir que convivo con la idea de que internet se está cargando la pequeña empresa. Estamos rodeados de personas que realizan la compra de ropa y demás por internet porque resulta que es mucho más barato y más cómodo, con la consecuencia de que estos negocios pequeños están mucho menos solicitados y que ello conduce a la quiebra de los mismos.
Alguna reflexión positiva: internet nos hace más cultos, dotándonos de una información sin límite, llegando a conocer cualquier cosa hasta ahora desconocida. Muchos de nosotros, si tuviéramos que buscar algún tipo de información en libros y revistas, ni siquiera nos molestaríamos en aprenderlas. Es una forma rápida y útil de estar al día con cualquier información pública existente en el mundo. El caso de los móviles también me parece muy útil. Gracias a ellos podemos rectificar cualquier hora de quedada, saber de los nuestros si están en la distancia, ver esos horarios de transporte público tan deseados en ciertos momentos, y como eso todo. Sólo con una llamada, si conocemos profundamente a la otra persona, podemos averiguar cuál es su estado de ánimo con sólo escucharla y eso es algo que se agradece, sobre todo si no existe el caso de poder verla físicamente. Pero si algo está claro, es que a internet se le da un mal uso. Hay que frenar el uso abusivo de redes sociales que tanto tiempo nos quitan, un tiempo que podríamos desde luego aprovecharlo en realizar otro tipo de cosas más útiles.

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