Leer por favor el artículo mostrado en la web de abajo, concretamente el artículo titulado “ El deportista mexicano Iván García afirma que no es homosexual porque es un “100 % hombre”.
Resulta vergonzosa, a la par que denigrante, la actitud mostrada por el joven deportista hacia el público homosexual. ¿Qué tiene que ver el tocino con la velocidad? Pienso que es un necio. Es un ataque a la dignidad humana. No tiene ni la más mínima coherencia pensar que por ser gay, dejas de ser un hombre. Es cierto que hay gays que se muestran públicamente con una actitud muy femenina, y comparto la reflexión que hizo Esther sobre que hay “payasos” televisivos que a la homosexualidad afecta directamente, creando un clima de pensamiento encaminado a que todos los gays se comportan como “locas” y que por ello dejan de ser tan hombres. No todos son así tipo “Boris Izaguirre”, aunque también tengo que afirmar que si tienen pene, son hombres, da igual del modo en el que actúes, tú eres lo que marca tu DNI, el género mostrado en el mismo.
Estamos ante un claro caso de homofobia. Es algo que no debemos permitir y de hecho, la gente en las redes sociales no ha dejado de criticar ésta actitud tan espantosa. Gracias al comentario que Víctor dejo expuesto sobre el boxeador declarado homosexual, podemos apreciar que existe la misma fuerza y virilidad en un cuerpo homosexual que en uno heterosexual. No importa tu condición sexual, si eres gay eres hombre y si eres lesbiana eres mujer, da igual lo que sientas por el sexo opuesto, sigues siendo la misma persona. No hay limitación posible según tu orientación sexual, es una forma de sentir tan válida como cualquier otra. Pongo el ejemplo del fútbol. Es un deporte considerado de “hombres”, y sin embargo, hay varios futbolistas profesionales declarados homosexuales y que no por ello dejan de ser futbolistas de calidad, y menos aún, hombres.
Al margen de este suceso, la homosexualidad está cada vez mejor vista. La sociedad se va adaptando progresivamente a esta opción sexual, dejando a un lado las discriminaciones. Hemos avanzado a un ritmo vertiginoso en la última década, aparcando el pensamiento que habitaba constantemente sobre que ésta orientación sexual es “enfermiza y debe ser tratado por profesionales”. De todas formas, sigue existiendo la discriminación, tardaremos aún muchos años en normalizar esta situación. Muchos niños sufren en la actualidad el acoso escolar por tener una actitud “diferente” que el resto, llegando a la violencia física o verbal. Debemos de paliar éstas conductas concienciando a los niños desde muy pequeños. También surgen problemas en el trabajo. Conozco a mujeres que no las han escogido para un empleo por no tener un aspecto femenino, y digo yo… ¿van a ser peores empleadas por su aspecto de pelo corto, zapatos planos y ausencia de escote y de cuerpos totalmente ceñidos a su vestimenta? Lo cierto es que no. Es una situación totalmente denunciable, pero es algo difícil de demostrar ante las autoridades judiciales. Por otro lado, está el caso de la familia. Conozco numerosos casos de padres que han maltratado verbal y físicamente a sus hijos hasta la saciedad una vez descubierta su sexualidad (la de sus hijos), e incluso obligados a abandonar su hogar, dejándoles en la calle sin un recurso al que acogerse, por no hablar de que esa relación paterno-filial se destruye en el mismo instante de conocer su identidad sexual. Todo esto es tan triste como real.
Vivamos libres. Vive y deja vivir. Es un lema idóneo, una utopía perfecta. No hay que esconderse. Hay que sacar los miedos fuera para poder empezar a ser felices. No estáis solos en el mundo…dejar de esconderos en el cajón de los calcetines…salir por la puerta grande…el armario…Tabúes fuera, es necesario mostrarse tal y como eres, abrirse al mundo, aunque ello repercuta negativamente en algunos aspectos de tu vida, habrán otras cosas positivas que te satisfagan todavía más que estar escondido, porque si lo estás, puedes llegar a perderte muchas cosas de las cuáles seguro te arrepentirías de no haberlas vivido.
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